Efectos del buen y mal humor

(Extracto del Manual de Risoerapia del SSMSO, Junio de 2011)

Los cambios fisiológicos que experimenta la persona cuando está estresada junto a las alteraciones hormonales, generan cambios en la actitud vital y el estado de ánimo o humor de las personas. Cuando estamos contentos, los niveles de serotonina están más altos, por ello esta hormona está asociada al placer y a la risa, junto a la oxitocina que se asocia a la ternura y a las endorfinas que ayudan en el control del dolor.
Por otro lado se sabe que bajos niveles de serotonina influirían en la manifestación de estados depresivos, control del sueño, labilidad emocional, síndromes ansiosos, disminución del apetito sexual, entre otras patologías.
Por tanto mantener un estado de ánimo positivo, nos ayudaría a tener una mejor salud física y mental. Pero definamos qué es el humor y veamos como afecta las relaciones humanas especialmente en el ámbito laboral.
El diccionario nos da varias definiciones: de humor pero la más cercana es “Estado de ánimo que se manifiesta exteriormente en una determinada actitud, como la alegría o el enfado, ante los acontecimientos de la vida”, de esta actitud se derivan entonces los términos buen humor, que define a la actitud alegre y mal humor a la de enojo e irritación. Pero existe al hablar de las personas con una determinada actitud una pequeña y sutil diferencia, esta es que el mal humor o buen humor son estados más complejos y permanentes en el tiempo, incluso hablamos de sentido del humor como una cualidad de las personas para aceptar lo cotidiano con alegría.
El buen humor se refleja en las personas como una condición especial, quienes tienen buen humor gozan de una comprensión distinta y profunda de la vida, tienen una mirada más amplia y son capaces de tomar en cuenta detalles que pueden ser valiosos en las relaciones interpersonales y en el trabajo. Estudios practicados a nivel cerebral en la Universidad de Toronto, por neurocientíficos, demostraron actividad cerebral distinta en quienes están de buen humor y quienes están tristes, deprimidos o con estrés, comprobando que las personas afables procesan más información de su entorno, ven los objetos más grandes y por tanto están más cercanos a la realidad que los rodea, pudiendo explicar de esta manera que en sus conductas tengan reacciones más empáticas.
Las personas con buen humor al percibir las necesidades de otros generan buenas relaciones personales con quienes los rodean, paralelamente tienen mayor confianza en sí mismos y mayor capacidad de comunicación. El resultado de ello es una buena autoestima y satisfacción personal.
Daniel Goleman, autor de “Inteligencia Emocional” menciona que las personas optimistas y alegres tienen la percepción de que gobiernan sus vidas (locus de control) y por tanto tienen mayor satisfacción y una vida de mejor calidad.
A diario pasamos por distintos estados de ánimo de acuerdo a las situaciones que nos corresponda vivir y todos podemos tener estados de mal humor pasajeros, lo que debe preocuparnos es cuando esta conducta permanece en el tiempo alterando nuestras relaciones interpersonales y laborales.
El estado de ánimo malhumorado se caracteriza por buscar el lado negativo que suelen tener las cosas, por ejemplo viendo siempre el vaso medio vacío en lugar de medio lleno, la persona con mal humor constante tiende a proyectar hacia fuera su propio mundo interior, pudiendo asociarse a una autoestima baja, a un estado depresivo, incluso puede guardar relación con el miedo al cambio, por el temor natural a lo desconocido, lo que provoca un cerrarse incluso a la comunicación y a la tolerancia.
El mal humor, lleva a reclamar por el estado de las cosas, por la forma de saludar, por la tardanza en algo, por el tiempo, por el gobierno de turno, por el estado de salud, por las oportunidades, en fin, genera un estado de disconformidad sistemática que no necesariamente tiene una raíz real, estar disconforme o desagradado se transforma en una conducta permanente, en un hábito marcado además por un individualismo excesivo que no les permite encontrar la felicidad o el agrado en nada.
¿Podemos cambiar nuestro mal humor? Sí, por medio de nuevos aprendizajes podemos modificar las conductas negativas, cambiar nuestro humor, aprender a disfrutar de lo que tenemos, rescatar los afectos y la risa, encontrando formas más adaptativas de convivir, el buen humor se puede aprender y además cultivar.
En el ámbito social, el humor también se asocia al humorismo, que apela a entregar un estímulo externo que nos provoca risa, de allí devienen las especificaciones de humor blanco, humor irónico, humor negro, humor verde, etc… Hay un error generalizado en hablar del humorismo y conectarlo con la risa causada por el chiste fácil o el ridículo a costa de otra persona, esto es un tipo de humor negativo y burlesco que daña al otro, el humor que genera emociones positivas ríe junto al otro, con el otro y permanece en el tiempo generando conexión y unión.
Existen también casos de humor no intencional, como los despistes, las conocidas “meteduras de pata” o las torpezas, la risa, en general, es provocada por juegos, bromas, chistes, viñetas, situaciones embarazosas, incongruencias, inocentadas, cosquillas, que generan en el observador una cierta sensación de superioridad y sirve de alivio a la tensión cognitiva/emocional.
Cuando hablamos de humor positivo nos referimos al tipo de humor que provoca una risa inofensiva, al menos en intención, diferenciable del humor negativo que puede ser ofensivo. El humor positivo busca provocar la risa propia o ajena sin ofender o agredir a nadie, distinto de un sentido del humor negativo, que busca provocar la risa incluso a costa de los demás.
El humor positivo, la risa sana, puede tener importantes beneficios a nivel individual y colectivo como una fuente de motivación a nivel de equipo, logrando que los integrantes tengan una actitud más participativa y proactiva.
Si miramos retroactivamente ya los griegos atribuían un papel muy importante a la sonrisa humana, incluso pensaban que el niño se transformaba en persona sólo cuando aprendía a sonreír, estas manifestaciones de sonrisa temprana asociadas a estímulos externos se llaman “exógenas” y se convierten en la llamada risa social o respuesta social.
Existe además del factor exógeno una sonrisa endógena, que se genera desde el interior, sin motivación externa, es una actitud de vida, un estado permanente de alegría que es muy difícil de borrar y se logra a través de la meditación, de ejercicios dirigidos de respiración y de juegos.
Se han estudiado las características de aquellas cosas que provocan risa, pero los elementos que universalmente nos generan una sonrisa, son percibidos según las características personales de cada uno e incluso influidos por los aspectos culturales.
En lo que sí coinciden todos los estudios relacionados con el humor y la psicología positiva, es en el beneficio que reporta para la salud, aplicándose incluso como terapia complementaria en hospitales, creándose salas de risa para pacientes en tránsito , para personas inmunodeprimidas, para pacientes con tratamientos de quimioterapias, obteniendo como resultado estadías más breves y recuperaciones más rápidas. En estas salas se determinó que ver una buena comedia en los pacientes les permite aumentar la tolerancia y olvidarse del dolor subjetivo por al menos media hora.
Además de ello, los efectos terapéuticos mejor establecidos se refieren a beneficios psico-físicos a corto plazo, más bien preventivos o paliativos. La risa es capaz de reducir el estrés y la ansiedad que directamente deterioran la calidad de vida e indirectamente afectan la salud física del individuo. El sentido del humor fomenta el buen ánimo que ayuda a sobrellevar una enfermedad o a prevenir una depresión. Incluso quizás, como veremos más adelante, el sentido del humor contribuya a tener una percepción subjetiva de mejor salud y por ende sobre la percepción de nuestra calidad de vida
Otros estudios aseguran impacto en la salud física y hablan de los cambios fisiológicos producidos por la risa, de la disminución de los niveles de cortisol y de cambios en las catecolaminas circulantes. Otros cambios que se producen en el cuerpo están relacionados con el aumento de oxígeno en la sangre, la reducción de la tensión muscular, el ejercicio cardiovascular y la producción de endorfinas, asociadas a la sensación de bienestar y placer.
En ausencia de la risa natural se han desarrollado incluso técnicas como la Risoterapia (N. Cousin) y el Yoga de la Risa (M. Kataria) que inducen a reír por medio de la respiración y del juego provocando los mismos beneficiosos efectos corporales que la risa espontánea.
La risa además influye en el estado emocional positivo, ya se ha analizado que las emociones positivas independientemente de cómo han sido generadas pueden tener efectos analgésicos, estimular la inmunidad o tener un efecto neutralizador de las secuelas de emociones negativas. El humor y la risa, pueden por tanto ser una de las maneras de neutralizar las emociones negativas junto a otras emociones positivas como el amor, la esperanza, la alegría o la felicidad.
Existe además un efecto moderador del humor sobre el estrés, al cambiar nuestra perspectiva o visión de vida, ayudando a reducir el grado de estrés que afecta negativamente a la salud, la risa ayuda a disminuirlo mediante la reinterpretación positiva. Por otro lado, está comprobado que las experiencias estresantes pueden tener efectos adversos en varios aspectos de la salud incluyendo el sistema inmune, incrementando la posibilidad de enfermedades infecciosas, enfermedades cardiacas y aumento de la presión arterial.
Por otra parte, las personas con un gran sentido del humor pueden ser más competentes y atractivas socialmente. El mayor nivel de soporte social resultante puede a su vez conferir efectos inhibidores del estrés y estimuladores de la salud.
Aunque hay quienes desconocen estos beneficios, es importante destacar que se detectó una relación entre sentido del humor y la percepción subjetiva de una mejor salud, ayudando a explicar quizás la popularidad de la idea de que el humor es saludable.
El buen humor y las emociones positivas nos predisponen a la creatividad, específicamente en aquellas labores en las que no se requiere demasiada concentración, se sabe que nuestro filtro de informaciones se amplía pues estamos más abiertos y flexibles cognitivamente, pudiendo establecer mayor capacidad de asociaciones. Al ser positivos se desarrolla notablemente la intuición volviéndonos además más permeables a las ideas externas.
Resumen:
Humor es un estado de ánimo que se manifiesta en las personas en actitudes o conductas externas. El humor es variable según las circunstancias, cuando el estado de ánimo persiste en el tiempo hablamos de personas con buen humor o mal humor. En el humor social hablamos de humor positivo cuando la risa es compartida e inofensiva y de humor negativo cuando la risa se obtiene ridiculizando a otros.

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